Admito que la visita a Guangzhou, tambien conocida como Cantón, fue casi obligada. Nadie, ni los blogs ni las guías, hablaba demasiado de esta ciudad, y de no haber tenido
una buena amiga viviendo allí seguramente no la hubiésemos visitado.
Aprovechamos para descansar, disfrutar del sentimiento de casa propia, aunque sólo fuese prestada, y visitar la ciudad, que mereció la pena por la compañía, y por la ciudad que, aunque pasada por agua, también tuvo con qué sorprendernos.
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